Las emociones y su importancia en la crianza

Las emociones son estados indispensables para la supervivencia de la especie. Lo que diferencia a unas emociones de otras es el afecto que la persona les atribuye. Puede ser agradable o desagradable, depende de lo que se esté experimentando. Mi propuesta en este artículo es acercarte el mundo de las emociones en la crianza.

En nuestra cultura, y sobre todo en la historia del estudio psicológico del ser humano, desde siempre se ha dado más importancia a las emociones desagradables. Sin embargo, seguro que te has dado cuenta de que la mayoría de la gente seguimos sin saber reconocer ni manejar este tipo de emociones cuando llegamos a la edad adulta.

Por ejemplo:

Un niño que se enfada por no conseguir un juguete en una tienda y se tira al suelo dando patadas. En estas situaciones muchas veces se tiende a contestar: “no te enfades”, “para que te enfadas si no ha pasado nada”, “no es para tanto”.

Realmente lo que se debería corregir (redirigir a una conducta más aceptada) es el comportamiento que deriva de un desbordamiento emocional de rabia, frustración y/o tristeza, en vez de negar la emoción. Es muy importante recordar que estos comportamientos derivan de la inmadurez de los niños a la hora de manejar emociones fuertes. Hemos de recordar que en un desarrollo equilibrado el niño no reacciona así con la finalidad de chantajear a sus padres.

Las emociones agradables siempre han tenido un papel secundario. De alguna manera nos han enseñado que lo desagradable es la norma, lo que prevalece y que lo agradable es más efímero… Incluso se ha llegado a decir que es imposible experimentar durante un largo plazo de tiempo este buen estado de ánimo. Y por supuesto no estoy hablando de esa felicidad constante que aparece en las redes sociales.

Beneficios de las emociones agradables

Vivir en una situación de bienestar global es posible. Existen estudios que demuestran que las emociones agradables tienen una gran importancia adaptativa en el ser humano. La psicóloga Barbara Fredickson en 2001 propuso la “teoría de la ampliación y construcción” en donde recalca los beneficios que pueden producirnos de ciertas emociones positivas. Te nombro algunos:

De aquí la importancia de potenciar el afecto positivo desde niños. ¿Cómo? El medio más natural para hacerlo es el juego. A través del juego interiorizamos muchos elementos de la vida que nos son muy útiles para un estado anímico agradable en nuestra edad adulta.

En mi caso, inicialmente me preocupó mucho que mis hijos pudieran expresar y entender las emociones desagradables, ya que hasta ahora el poder expresarlas era algo bastante tabú en la crianza. Sin embargo, enfocarme en ellas hizo que descuidara por completo la importancia de hacerles ver, entender y por consiguiente experimentar de forma consciente las emociones agradables.

¿Cómo potenciamos las emociones agradables?

Continuando con mi ejemplo, en nuestra casa dedicamos ahora mucho tiempo a reírnos, a hacer actividades que ayuden a experimentar momentos felices. Una de las más exitosas es el «baile libreeee”, y todo lo que tenga que ver con movimiento, que además es una herramienta de autorregulación emocional. Hay días en los que esto sale casi natural, hay otros en los que hay que hacer un esfuerzo porque el cansancio, los compromisos y el poco tiempo libre nos dificulta la tarea. Cuando sentimos que no podemos aportarles lo que necesiten por qué no tenemos nuestras necesidades básicas cubiertas tenemos que poner encima de la mesa: el autocuidado. En días así con pasar poco tiempo y de calidad con nuestros hijos es suficiente.

Hay muchos más beneficios asociados al afecto positivo, por este motivo es tan importante prestar atención y validar en los niños tanto las emociones negativas como las positivas. En este proceso de manejo de las emociones, el enfoque de la psicología positiva y de la disciplina positiva nos sirven de gran ayuda. Su aportación en conjunto, permite que adquiramos herramientas para equilibrar el afecto negativo y positivo y poder conseguir así desarrollar mejor todo el potencial humano de cada uno de nosotros, y de nuestra crianza.

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