En este artículo comparto cómo la conexión con la tierra y la naturaleza me ayuda a comprender y acompañar procesos terapéuticos desde un enfoque cuerpo–mente–emoción.
Hay algo profundamente terapéutico en volver a tocar la tierra.
Hoy, mientras cortaba ramas en el huerto, sentí lo mismo que muchas veces acompaño en consulta: la necesidad de podar lo que ya no da fruto, de sostener con estructura lo que crece, y de esperar con paciencia los tiempos naturales del alma.
Cuidar un huerto es como cuidar nuestras partes internas. No podemos forzar la floración, ni acelerar la raíz. Solo acompañar con presencia, ritmo y escucha.
En mi enfoque terapéutico, integro cuerpo, emoción, memoria y conciencia. Y también espacios como este, donde mi vida real me recuerda todo lo que ya sabe el cuerpo: que sanar no siempre es entender, sino volver a habitarse con tierra, con manos, con respiración.
Sanar como quien cultiva
A veces, lo primero que necesitamos no es entender, sino respirar. No es hablar, sino habitar. Y es desde esa escucha profunda donde la terapia se vuelve realmente transformadora.
El cuerpo es tierra: necesita ritmos, estaciones, reposo y acción. Cuando lo forzamos, se rompe; cuando lo acompañamos, florece.
En consulta, muchas veces acompaño procesos que se parecen a lo que hago en el huerto:
- Preparar el terreno: darnos permiso para sentir sin juicio.
- Observar: darnos cuenta de qué patrones se repiten, qué heridas siguen abiertas.
- Podar: soltar creencias, relaciones o exigencias que ya no nutren.
- Sostener: crear estructura para lo que está naciendo.
- Regar: cultivar el autocuidado, la calma, la respiración.
Una terapia con raíz
Trabajo desde un enfoque integrador que da lugar a la narrativa emocional, al cuerpo y a la espiritualidad. Me inspiro en terapias como IFS (Terapia de Partes), el enfoque somático, la psicología del trauma y el movimiento consciente.
Y también en todo aquello que nace de la vida sencilla: el silencio, el cuerpo al sol, la escucha sin prisa.
Porque crecer también es volver.
Volver a lo esencial. A lo natural. A lo que somos.
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Si estás en un momento de cambio, de replanteamiento, o simplemente sientes que algo dentro pide ser escuchado…
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Con raíz y con alma, Sara
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