Quiero contarte algo que me dijeron una vez:

“Te tomas todo demasiado en serio.”

Y durante años pensé que eso era verdad.
Que sentir tanto era un defecto.
Que llorar con facilidad era exagerar.
Que cansarme más rápido era debilidad.

Pero no lo era. Era alta sensibilidad.

Cuando tienes este rasgo, la vida no solo se vive… se siente profundamente.

Un ruido fuerte no te molesta: te altera.
Una escena de una película no te emociona: te desgarra.
Y una palabra fuera de lugar no se olvida: se queda días dentro, rumiando en silencio.

Pero esto no se ve.
Y muchas veces, ni siquiera tú sabes por qué te cuesta tanto lo que a los demás parece no afectarles.

Y cuando eres madre, todo se intensifica

El llanto de tu hijo te atraviesa.
El caos visual del salón te satura.
La sobrecarga sensorial del día no termina cuando cae la noche:
ahí empieza el remolino interno.

Y entonces te callas.
Y aguantas.
Porque en el fondo…

ya te han dicho muchas veces que “no es para tanto”.

Pero sí es para tanto. Porque tú lo sientes así.

Y eso también necesita ser reconocido.

No para victimizarte.
No para etiquetarte.
Sino para que puedas mirarte sin juicio… y con un poco más de ternura.

Por eso he creado un lugar. Un espacio solo para ti.

Donde no necesitas justificar tu sensibilidad.
Donde no hay que explicar por qué un domingo por la noche te pesa todo.
Ni por qué el llanto de tu hijo te rompe… incluso cuando lo estás abrazando.

Es un espacio suave por WhatsApp, donde puedes escribirme una vez por semana.

Y recibir una respuesta profesional, cálida y real.
No para “trabajar cosas” todo el tiempo.
Solo para sentirte acompañada en tu piel, en tu ritmo, en tu forma única de ser.

Si esto resuena contigo…

Puede que este espacio sea para ti.
Empieza en junio.
Y puedes entrar ya.

Porque ser altamente sensible no es un error.
Es una forma hermosa (aunque intensa) de estar en el mundo.

Y no tienes que sostenerlo sola.